Las alumni de la Facultad de Odontología de la Universidad de los Andes cuentan cómo ha cambiado su vida profesional desde los inicios de la pandemia y los desafíos que han tenido que enfrentar este último tiempo.
Andrea Selman y Belén Novoa son alumni de la primera generación de Odontología UANDES. Desde el año 2009 trabajan juntas en “Dentrio”. Cuando a comienzos este 2020 escucharon hablar sobre el Covid-19 jamás imaginaron las consecuencias sanitarias y económicas que se desatarían por esta pandemia.
Ambas profesionales, al igual que muchos otros odontólogos y especialistas de la salud, nunca dimensionaron la compleja situación que se vendría, sin embargo, a finales de febrero, cuando el avance del virus ya era inminente, se preocuparon de tener stock de mascarillas y guantes. Lo hicieron a tiempo porque pensaron que en Chile también iba a aumentar la demanda de elementos de protección personal (EPP).
Hoy, ambas odontólogas han tomado todas las medidas de protección personal para poder llevar a cabo una atención segura tanto para ellas como para sus pacientes. Son conscientes que los protocolos de bioseguridad se mantendrán y tienen claro que la forma de hacer odontología cambió para siempre obligándolas a adaptarse a esta nueva realidad.
Desde que empezó la pandemia en Chile, ¿Qué efectos ha generado en su vida diaria, desde lo profesional a lo personal?
Considerando que nuestra profesión está en estrecho contacto con la enfermedad hemos sido precavidas y cautelosas. A partir de mediados de marzo, cuando el país pasó de fase 3 a fase 4 de la pandemia, empezamos a ver en la consulta solo casos de urgencia y tratamientos no diferibles. Se implementaron todas las medidas pertinentes y protocolos que se conocían hasta la fecha para evitar contagios. Para dar una hora y ser atendidos los pacientes tenían que hablar telefónicamente con su dentista para que éste evaluara la necesidad tratamiento, el estado de salud del paciente y su riesgo de estar cursando una infección por Covid-19. Solo eran atendidos los casos que cursaban urgencias o tratamientos impostergables. Nos preocupamos de crear un sistema para que los pacientes no se toparan y para tener el tiempo adecuado para hacer el correcto aseo y desinfección de la consulta. Hicimos un protocolo de atención siguiendo las indicaciones del Ministerio de Salud y las recomendaciones del Colegio de Dentistas y nos fuimos actualizando con las orientaciones de la Subsecretaría de Salud Pública y las circulares de la Subsecretaria de Redes Asistenciales.
Han sido tiempos duros en lo económico y en lo emocional, sobre todo de abril a julio. Fueron meses de mucha incertidumbre e incluso tuvimos que acogernos a la Ley de Protección del Empleo en el caso de una de nuestras asistentes. Gracias a Dios las cosas han mejorado, pudimos reincorporarla nuevamente a su trabajo, y ya estamos acostumbradas a esta nueva forma de trabajar.
Desde lo profesional, ¿Qué temores tienen diariamente con respecto a esta situación y cómo los logran superar?
Trabajamos tranquilas porque siguiendo a cabalidad los protocolos uno está seguro. El odontólogo por décadas ha manipulado elementos de protección personal en su quehacer, sabe manejarlos y sabe lo efectivos que son. No hay reporte en Chile de casos de cirujanos dentistas infectados de Covid-19 por parte de un paciente, ni de pacientes que hayan contraído la enfermedad por una atención odontológica. Confiamos en que todo saldrá bien si somos cuidadosas y responsables.
¿Cómo ha sido el proceso de investigar para poder convivir y trabajar con el virus?
Nos hemos apoyado mucho en información aportada por nuestro grupo de compañeros de la Universidad y también del grupo de dentistas del edificio odontológico Kennedy. Con ellos compartimos investigaciones avaladas en la ciencia, lineamientos ministeriales, protocolos y publicaciones atingentes. Esta pandemia nos ha unido a todos especialmente en la comunidad del edificio odontológico donde trabajamos, nos apoyamos y estamos mucho más conectados.
¿Cómo han visto a sus pacientes y cómo ha impactado en su actividad como odontólogas?
La gran mayoría de nuestros pacientes han estado muy en sintonía con la realidad nacional, entendiendo nuestra decisión de no atender casos que no fueran urgentes y esperando para poder realizarse sus tratamientos electivos. También tuvimos pacientes con urgencias que acudían a la consulta un poco temerosos, pero al ver todas las precauciones, protocolos e implementos de desinfección y protección que hay en la clínica se atendían tranquilos y agradecidos. No faltó tampoco el paciente más relajado, que nos preguntó para qué trabajamos con “tanta cosa encima”, que parecemos astronautas.
En la etapa de desconfinamiento que hoy nos encontramos seguimos con los mismos protocolos estrictos, pero nos hemos permitido ver aparte de los tratamientos impostergables, tratamientos electivos y controles que estaban a la espera para ser atendidos. Y eso lo agradecemos tanto nosotras como los pacientes.
¿Cómo creen que esto modificará la forma de hacer odontología?
Nos imaginamos que seguiremos un buen tiempo así, por lo menos hasta que se encuentre una vacuna para este virus. Creemos que los protocolos de bioseguridad seguro se mantendrán y serán así de estrictos por un buen rato, solo esperamos que los valores de los insumos que usamos comiencen a disminuir su costo. Pero, la odontología cambió y como profesionales debemos estar preparados para enfretarnos a estos cambios.